EDITORIAL

 


Mentir...causa daño irreparable

Nos queda claro que mentir es tener en la mente una idea o pensamiento, y con palabras decir lo contrario. 

          Nuestras acciones no deben cambiar las intenciones del mensaje que damos, el proyecto que queremos realizar. La mentira se opone a la veracidad, de la misma forma que la hipocresía representa una falsedad en las acciones.

          En la mentira se encuentran tres elementos que la distinguen: a) el conflicto de las palabras con su significado, b) la voluntad de manifestar tal falsedad, c) la intención de engañar al otro.

          Recurrir a la mentira destroza la buena fama de personas, familias y grupos sociales, pues aquello que se dice, se opone abierta y maliciosamente a la verdad.

          Por lo que no es lícito hacer de la mentira y la intimidación una forma de gobernar ocultando intenciones perversas, hechos y datos sin fundamento que lastiman y engañan a la sociedad.

 “Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir el engaño con apariencia de verdad” S. Beda (672-735) 

          Es el diálogo basado en la verdad...para seguir leyendo oprima a continuación el botón "Leer más"

lo que promueve la confianza, la iniciativa y la responsabilidad en el trabajo, en la familia, y en el gobierno. Por lo que a la veracidad se opone la mentira, la simulación, la falsa humildad, la adulación, el hablar con ligereza, con calumnia y difamación. 

          La veracidad es la virtud que inclina siempre a decir la verdad y a manifestarse al exterior tal como se es interiormente: sencillo y sin doblez - conscientes que mintiendo se causa un daño irreparable. 

          Finalmente, la verdad no está solo en las palabras, sino en nuestro interior que nos lleva a actuar con rectitud, prudencia y sabiduría.

      Estamos obligados a no mentir. 

                      Que tu si, sea sí… y tu no, sea no.